Cuando se trata de hacer frente al frío en invierno, la elección de una caldera u otra es un factor clave. Pero, ¿cómo saber cuál es la mejor opción? ¿Cuál es más eficiente? ¿Cuál se adapta mejor a tus necesidades? Está claro que no todas las calderas de gas son iguales y, aunque la elección puede parecer complicada a priori, estamos aquí para ayudarte.
Desde Podo, queremos que conozcas todo sobre las calderas de gas. Por eso, en este artículo, analizaremos cómo funcionan y cuáles son los diferentes tipos que existen de forma sencilla y centrándonos en lo que realmente importa: encontrar la mejor opción para tu hogar.
Resumen:
¿Qué es una caldera de gas?
Una caldera de gas es una máquina diseñada para proporcionar calefacción y/o agua caliente para uso sanitario (ACS) en hogares y negocios mediante la combustión de gas.
En la actualidad, existe una amplia variedad de calderas disponibles que se ajustan a las diferentes necesidades de cada usuario. Podemos clasificarlas atendiendo a su funcionalidad, al tipo de instalación o a las fuentes de energía que utilizan para funcionar. En este artículo nos centraremos en las calderas alimentadas por gas, valoradas tanto por su eficiencia como por ser una opción respetuosa con el medio ambiente.
¿Cómo funcionan?
Antes de conocer cómo funciona una caldera, es importante entender que para que funcione necesitará usar dos elementos principalmente: gas natural y agua. El funcionamiento, que a priori puede parecer complejo, es sencillo de entender analizando el recorrido que siguen estos dos elementos:
- Cuando se activa la caldera, el gas natural entra desde la red de suministro hasta el dispositivo. Al mismo tiempo, un ventilador introduce aire desde el exterior para asegurar una combustión óptima.
- A continuación, el gas natural y el aire se mezclan y se dirigen hacia el quemador. Aquí, una chispa producida por un encendedor eléctrico prende la mezcla, produciendo llamas, que generan calor.
- Mientras se produce dicha combustión, el agua circula por un circuito cerrado alrededor del quemador, de forma que el calor generado por la combustión la calienta.
- Una vez que el agua está caliente, se distribuye a través de los radiadores, el suelo radiante de la vivienda o los sistemas de agua caliente sanitaria (ACS).
- Por último, es importante tener en cuenta que, una vez que el gas natural ha sido quemado, produce gases de combustión. Estos gases deben ser expulsados al exterior a través de una chimenea.
¿Qué tipos de calderas de gas existen?
Una vez que conocemos qué son y cómo funcionan las calderas de gas, pasamos a analizar los diferentes tipos que existen, analizando sus principales características.
Tal y como comentábamos anteriormente, para clasificar las calderas se pueden tener en cuenta diferentes aspectos:
- Combustible que utilizan: Dependiendo del gas que utilicen, encontramos calderas de gas natural, propano o butano.
- Sistema de combustión: Serán calderas atmosféricas o estancas, dependiendo de donde tomen el aire necesario para la combustión. Este es el tipo de clasificación más utilizado.
- Tipo de instalación: Se clasifican en función de cómo se instalen, encontrando calderas murales (colgadas en la pared) y calderas de pie (apoyadas en el suelo).
- Tipo de salida de humos: Su clasificación depende de la forma en la que expulsan los gases.
- Tecnología: Se clasifican en función del tipo de tecnología que utilizan. Destacando las calderas de condensación, las calderas sin condensación y las calderas de bajo NOx.
Calderas de gas atmosféricas o no estancas
Las calderas de gas atmosféricas o no estancas se denominan así puesto que cogen el oxígeno necesario para la combustión directamente del espacio en el que están instaladas. Eso significa que, a pesar de que la evacuación de los gases generados durante la combustión se realiza mediante una salida de humos que los expulsa al exterior; se produce un intercambio de gases entre la caldera y la estancia en la que está instalada.
En la actualidad, este tipo de calderas no se pueden instalar, ya que en el año 2010 fueron prohibidas por cuestiones de seguridad y eficiencia. A pesar de ello, si ya cuentas con una en tu hogar y aún funciona, no es obligatorio reemplazarla.
Calderas de gas estancas
Las calderas de gas estancas representan una evolución tanto desde un punto de vista de diseño como a nivel de funcionalidad respecto a las calderas atmosféricas. Su principal característica es que la combustión se produce en un compartimento cerrado o estanco, de ahí su nombre, lo que garantiza una separación total entre el proceso de combustión y el ambiente de la estancia donde están instaladas.
Estas calderas cogen el aire necesario para la combustión directamente del exterior, a través de tuberías específicas, y expulsan los gases de la combustión de la misma forma. Esto no solo hace que sean más eficientes, sino también más seguros, ya que evita cualquier posibilidad de contaminación del aire interior del hogar con gases potencialmente nocivos.
Calderas de gas de condensación
Las calderas de condensación son las más utilizadas en la actualidad, ya que, desde el año 2015, debido a las normativas del RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas) el mercado se ha orientado hacia la producción exclusiva de este tipo de calderas.
Se trata de sistemas estancos que destacan por su habilidad para aprovechar gran parte del calor presente en los gases de combustión. Esta permite que estas calderas alcancen rendimientos que superan el 100%. Aunque puede parecer extraño, esto se debe a que logran aprovechar más energía de la que consumen.
El punto negativo de este tipo de calderas es que necesitan un desagüe cercano para la eliminación del agua condensada, lo que puede complicar en algunos casos su instalación.
Calderas de gas sin condensación
De la misma forma que las calderas de condensación ganaron la primera posición en el mercado a partir del año 2015, las calderas sin condensación quedaron limitadas a situaciones específicas: viviendas unifamiliares aisladas o edificios con extracción por tejado.
A pesar de tratarse de sistemas estancos con rendimientos que llegan a alcanzar entre el 90% y 95%, las restricciones actuales y la disponibilidad de tecnologías más avanzadas han hecho que queden en un segundo plano cuando hablamos de las preferencias del consumidor.
Calderas de gas de bajo NOx
Por último, las calderas de bajo NOx también son calderas estancas. Estas se diseñaron con el enfoque de reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), un contaminante atmosférico producido por las calderas de gas.
Mediante tecnologías que optimizan la combustión, logran quemar menos combustible y, de esa forma, emitir menos contaminantes. Aunque su rendimiento no alcanza a las calderas de condensación, representan una buena opción para aquellos que, además del ahorro, buscan una mayor sostenibilidad.
Es importante mencionar que, en edificios de múltiples viviendas, su instalación debe realizarse en la fachada y, de la misma forma que ocurre con las calderas de condensación, requieren de un desagüe.
¿Cuál es la mejor caldera de gas para ahorrar en tu factura?
Cuando se trata de elegir una caldera, es importante tener en cuenta múltiples aspectos que te permitan ahorrar en tu factura de gas. Por eso, para asegurarte de que tu elección sea la más adecuada, te recomendamos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Prioriza el rendimiento: Un alto rendimiento significa que la caldera utiliza menos gas para producir la misma cantidad de calor. Por lo tanto, aunque una caldera pueda ser más costosa inicialmente, su rendimiento superior la convierte en la opción más económica a largo plazo.
- Considera las restricciones de instalación: Algunos modelos, aunque eficientes, requieren instalaciones más complejas o específicas que pueden influir en el coste inicial.
- Evalúa las emisiones: Las calderas con bajas emisiones no solo son más amigables con el medio ambiente, sino que a menudo también presentan tecnologías más avanzadas que pueden contribuir al ahorro en tu factura.
En suma, para maximizar el ahorro en tu factura, es fundamental tener en cuenta tanto el coste inicial como el consumo a largo plazo. En ese sentido, las calderas de condensación, pese a su inversión inicial más elevada, suelen ser la opción más rentable con el paso del tiempo.
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6 octubre, 2023